Ver una bestia (en el mejor de los sentidos, ya me entiendes) como esta GIGABYTE AORUS RTX 5090 STEALTH ICE, me trae a la cabeza recuerdos de la primera vez que me monté una tarjeta gráfica en un PC (una S3 Trio), así como el de unos años después (alrededor de cinco, si no recuerdo mal), cuando tuve mi primera toma de contacto con la gama alta, con una GeForce 3 Ti.
Entre otras cosas, recuerdo que lo último en lo que pensé fue en su aspecto. El objetivo era que rindiera bien y, si acaso, que no hiciera demasiado ruido. Hoy, sin embargo, la situación ha cambiado radicalmente: la estética de los componentes ha pasado a ser parte fundamental del diseño de un PC, y cada detalle cuenta. Con esa premisa como guía, GIGABYTE acaba de presentar su nueva AORUS RTX 5090 STEALTH ICE, una tarjeta gráfica que no solo promete potencia bruta, sino también integración visual y estructural de alto nivel.
Esta nueva GPU se integra dentro del llamado Project STEALTH, una propuesta de GIGABYTE centrada en el diseño de componentes que ocultan su cableado y conectores. La AORUS RTX 5090 STEALTH ICE, junto a la placa base Z790 AORUS STEALTH ICE y la caja CMT713, forma un trío que apuesta por la limpieza visual, la facilidad de montaje y una mejor gestión térmica. Es, en esencia, una tarjeta pensada para quienes no solo buscan jugar al máximo nivel, sino también hacerlo con estilo y sin cables a la vista.
En el plano técnico, esta RTX 5090 llega equipada con el sistema de refrigeración WINDFORCE Bionic Shark, una solución que combina tres ventiladores de 110 mm, una cámara de vapor grande, siete tubos de calor y una base de cobre pulido que maximiza el contacto con la GPU. Todo ello acompañado por aletas en ángulo y una estructura pensada para mejorar la disipación. Según GIGABYTE, este diseño permite reducir significativamente las temperaturas sin aumentar el ruido, lo que se traduce en un mejor rendimiento sostenido y mayor vida útil.
Pero el gran sello de identidad de esta tarjeta es su planteamiento estético. Los conectores están ubicados en la parte trasera, alineándose con los de la placa base y ocultándose de la vista cuando se monta en la caja CMT713. Esto no solo mejora el aspecto visual del equipo, sino que facilita la gestión del cableado y mejora el flujo de ventilación. El anillo LED del ventilador central, con un efecto hielo azul (ice blue), añade un toque distintivo que refuerza el enfoque visual del conjunto.
La AORUS RTX 5090 STEALTH ICE también apuesta por la calidad constructiva: cuenta con un recubrimiento PCB antioxidante, placas trasera y frontal metálicas, soporte anti-pandeo integrado y componentes de grado ultra duradero. No solo se ve bien, también está construida para resistir las exigencias de los entornos más intensivos, ya sea en gaming de alta gama o en tareas creativas que exprimen la GPU al máximo.
Lo interesante de la AORUS RTX 5090 STEALTH ICE no es solo su potencia —que se le presupone—, sino el modo en el que redefine lo que esperamos de una tarjeta gráfica de alta gama. Es un componente que no se conforma con estar a la altura; quiere también encajar al dedillo en un estilo visual único, para que el conjunto brille. Y en un mercado donde cada vez se valora más la armonía entre forma y función, esa es una de sus muchas virtudes, y muy probablemente la que le da más personalidad propia.
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